Un error que nos costará muy caro: generalizar.

La generalización, en muchas ocasiones, le muestra cierta antipatía al pensamiento y se hace amiga del prejuicio. Pretender dar un enfoque general, es contribuir a fomentar el odio. Todo temperamento irritado, deja de razonar correctamente. La lógica se esfuma cuando aparecen las emociones. ¿Pero qué sucede cuando se generalizan situaciones, diagnósticos o soluciones médicas? Se comenten errores. Hoy vivimos una situación sin precedentes, terrible desde muchos puntos de vista y el temor a la situación, o el enojo hacia ciertas acciones, llevan a nuestra mente a responder biológicamente: generalizando.

¿Existe la pandemia? Hay algunos médicos que afirman que no existe; por lo contrario, muchos otros afirman que existe y saturan hospitales. A los primeros se les ha tachado de irresponsables paranoicos y a los segundos de mentir a cambio de dinero.

Entonces ¿quién dice la verdad? La respuesta me parece asombrosa: Todos dicen la verdad y a la vez ninguno. El problema es la generalización. Existe una pandemia claro, pero no es igual en todo el mundo, en algunos lugares del planeta nadie ha muerto de Covid; mientras que en otros sitios ni siquiera hay lugar para los muertos.

Hablar de una falsa pandemia puede ser tan erróneo, como confinar por igual a toda la población de un país ¿el problema? GENERALIZAR. Generalizar es un error que nos ha costado guerras, discriminación y odio. Lo peor de nuestra historia se lo debemos al sesgo cognitivo conocido como generalización y justo ahora nos está costando cientos de miles de vidas y nuestra «libertad».

El contagio no es el mismo en diferentes lugares del mundo, ni siquiera en diferentes lugares de un mismo país, es más, ni si quiera los pacientes responden de la misma forma o desarrollan los mismos síntomas. Por lo tanto el análisis de la información y las acciones a emprender no se pueden generalizar.

Mientras que en algunos países se ha ido innecesariamente lejos con las cuarentenas, en otros, las personas están cayendo muertas como moscas. De ahí la importancia de una nueva psicología en el mundo: «Códica»