Positivismo Tóxico.
Echarle ganas, ser optimista o muy positivo ¿puede ser malo para la mente?
Vivimos en una época plagada de mensajes de superación personal, motivación y autoayuda. Pero esto ¿realmente es algo bueno para las personas? Acompáñame para analizar lo que hoy en día se conoce como positivismo tóxico.
Choi Yoon Hee conocida también como la sacerdotisa de la felicidad, escribió mas de 20 libros de autoayuda, expuso multitudinarias conferencias sobre el optimismo y la esperanza e incluso tuvo un programa de televisión. Acumuló una fortuna de varios millones de dólares y ganó fama internacional en 3 diferentes continentes. Es autora de algunos de los términos motivacionales mas conocidos como el empoderamiento o las vibras positivas.
Pero todo esto terminó de la peor manera pues el jueves 11 de noviembre de 2010 se ahorcó en una habitación de hotel junto a su marido.
Claro, el caso aislado de un motivador profesional no necesariamente significa que la búsqueda de la felicidad y el optimismo sean perjudiciales, ¿o sí? Y es que, el de Choi Yoon Hee no es un caso aislado. A lo largo de los años cada vez son más los motivadores profesionales que caen en depresión y hasta el suicidio.
El 6 de junio de 2013, dos motivadores profesionales, que presentaban un programa de radio llamado «The Pursuit of Happiness» (La búsqueda de la felicidad) cometieron suicidio en su apartamento.
Se trataban del conferencista John Littig, de 48 años, y la psicoterapeuta, Lynne Rosen, de 46 años.
Otro famoso motivador conocido como Frank Suarez se suicidó el 25 de febrero de este mismo año al lanzarse desde la azotea del edificio donde vivía.
Lo malo es que estos motivadores no solo se hacen daño a sí mismos sino que afectan la psique de millones de personas, podemos mencionar por ejemplo a Robin Williams, conocido por representar un exaltado estado de felicidad en cada presentación pública a la que asistía o en cada película que interpretaba y seguidor de varios motivadores profesionales. Y como todos sabemos, él también se suicidó el 11 de agosto del año 2014, conmocionando al mundo entero.
Es realmente alarmante la enorme cantidad de personas que han sido afectadas por esta ideología patológica de “Echarle ganas a la vida”.
Jim Carrey fue una de las celebridades que padeció las secuelas de un optimismo exagerado, pero a diferencia de Robin Williams consiguió ayuda profesional y ahora da entrevistas sobre lo peligroso que es caer en las garras de la motivación personal, la autoayuda y el optimismo desmedido.
Pero, ¿de qué forma ser positivo puede ser perjudicial para la salud mental?
Para explicarlo voy a remitirme a James Stockdale quien fue un vicealmirante de la fuerza aérea norteamericana en la guerra con Vietnam y quien cayó prisionero durante ocho años. Siendo el oficial de más rango dentro de la prisión de guerra, vivió un trato más severo que el resto de los prisioneros y fue torturado en más de 20 ocasiones durante todos esos años.
Sin embargo, no solo sobrevivió al evento, sino que al regresar a su hogar nunca dio muestras de estrés post traumático o depresión alguna. Mientras que muchos de los prisioneros dentro de las mismas instalaciones se suicidaron antes de ser liberados.
Stockdale observó durante todos esos años que en esas condiciones tan deplorables había un tipo de persona que estaba condenado a la frustración, la depresión y el suicidio. Los optimistas.
Los optimistas trataban de sobrellevar la situación mediante un mecanismo de evasión, que ahora se conoce como optimismo patológico, estas personas se plantean una realidad que no es cierta, con expectativas poco realistas, proyectaban escenarios positivos sin ningún sustento. “Para Navidad estaremos libres” y la Navidad llega y pasaba y ellos continuaban presos. Luego pensaban, para Semana Santa saldremos libres, llegaba Semana Santa y se iba y seguían ahí. O tenían planes poco realistas de escape o se portaban “exageradamente cooperativos pensando que así los soltarían”.
Construir falsas expectativas, es la clave para romper la estructura mental de cualquier persona.
A este fenómeno se le llama la paradoja de Stockdale. Cuanto más te esfuerzas por ser feliz, cuanto más te esfuerzas por ser positivo u optimista más dura será la frustración experimentada.
Stockdale también describió la resistencia que presentaban estas personas a la realidad, la mayoría de esos alegres optimistas perdía los estribos y se ponían agresivos si se les contradecía sobre su distorsionada percepción. Es increíble que la gente que más predica la felicidad también puede ser la más agresiva. Esto sucede porque el cerebro de las personas se modifica cuando nos repetimos muchas veces una misma idea, una forma de pensar que se repite mucho, genera cambios biológicos en el cerebro que luego son muy difíciles de cambiar al grado que podemos ser agresivos cuando alguien contradice lo que pensamos.
Claro pero para nada estoy diciendo que por el contrario tenemos que ser negativos.
El otro extremo es igual de perjudicial para la mente, el negativismo patológico también existe, y curiosamente es muy similar al positivismo patológico. También consiste en construir expectativas poco realistas, proyectando escenarios ahora negativos sin ningún sustento. Simplemente es otra forma de evadir la realidad, “nunca saldremos de esta”, “todo lo malo me pasa a mí”. Nos lleva a la frustración instantánea y son tan perjudiciales como esas frases motivacionales llenas de toda falsedad “para que consigas algo basta con que lo desees intensamente” o “no hay imposibles para mí”.
Podríamos considerar al positivismo o al negativismo como un par de sesgos cognitivos de la realidad.
Las personas solemos tenerle miedo a la realidad, pero la realidad siempre está ahí la queramos ver o no, a la realidad no le importan nuestros sentimientos o ideologías, y cuando la evadimos adquirimos una deuda con la realidad que tarde o temprano tendremos que pagar, no hay que temerle a la realidad, hay que temerle a las mentiras y sobre todo al autoengaño.
No hay que temerle a la realidad porque no padecemos la realidad, padecemos nuestra falta de comprensión de la misma.
Simplemente hay gente que vive una realidad desfavorable con mejor salud mental que gente rica y famosa que no consigue estar en paz.
Claro que es más fácil sentirse pleno en un ambiente sin carencias, pero hablamos de todas esas personas que por lo menos tenemos comida en la despensa y aún así podemos caer en estrés, ansiedad, depresión y hasta el suicidio.
El problema para esta clase de personas no es en si la realidad, sino la interpretación de la misma, en ese sentido los motivadores profesionales tienen razón, pero no se trata de interpretar la vida de forma positiva, sino de forma veraz, de forma lógica, de procesar la realidad tal como es, con sus aspectos negativos y positivos, sin términos extremos, no todo en blanco y negro sino con sus escalas de grises.
De eso trata el método Códica.
Utiliza inteligencia artificial para detectar 21 diferentes sesgos cognitivos y que son los responsables de la poca tolerancia a la frustración, el sufrimiento, la incertidumbre, el miedo innecesario, la ira sin control, los problemas en nuestras relaciones personales, entre muchas otras cosas.
Consiste en sesiones de orientación cognitiva, usando la lógica más pura y consistente mientras se suministran estímulos neuronales para vencer la resistencia de nuestro cerebro al cambio de patrones de conducta.
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